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Historia de la Renovación Carismática Católica

 

La Renovación Carismática Católica, llamada también Renovación Carismática en el Espíritu, no nació con la puesta en marcha de un proyecto, si no como consecuencia de un acontecimiento o de una serie de acontecimientos que cambiaron la vida de muchas personas, las cuales se reunieron en comunidad de oración.

 

Siguiendo el libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-13 el día de Pentecostés se cumplió la promesa de Jesús derramando el Espíritu Santo sobre los discipulos que en compañia de Maria, la madre de Jesus, estaban reunidos en oracion, convirtiendose en los primeros testigos judios que recibieron los dones del Espiritu Santo. Hechos de los Apostoles 8, 14-17, sobre los Samaritanos y 10, 44-48, sobre los No-Judíos (Gentiles). Pentecostés es el inicio de la Iglesia… ésta es por esencia pentecostal (nacida en pentecostés y sostenida a través de los siglos por el poder del Espíritu Santo).

 

En el año de 1895, Elena Guerra, la fundadora de la congregación Oblatas del Espíritu Santo, siguiendo el pedido del Señor de solicitar al Santo Padre León XIII que se hiciera conocer la devoción al Espíritu Santo que tanta falta hacia a la Iglesia, le envía al Papa la primera carta. En sus muchos escritos al Pontífice, le exhortó a invitar a los fieles a redescubrir una vida según el Espíritu Santo. Pidió y oró por una renovación de la Iglesia. En su corazón latía la idea de un Pentecostés permanente de este periodo de correspondencia de cartas con Elena Guerra, León XIII destina a la Iglesia 3 documentos sobre ese asunto relacionado al culto al Espíritu Santo:

 

  • 1º El Rescripto “Provida Matris Charitate” del 5 de mayo de 1895, donde invitaba a los fieles a invocar al Espíritu Santo, recomendando hacer una novena en ocasión de Pentecostés.

  • 2º La primera encíclica sobre el Espíritu Santo, “Divinum illud munus” del 9 de mayo de 1897.

  • 3º La Carta a los Obispos, “Ad fovendum in cristiano populo”, en que refuerza las recomendaciones anteriores. El Papa León XIII, en la Celebración Eucarística que marcaba el paso del siglo XIX al siglo XX (noche del 31 de diciembre de 1900 para el 1º de enero de 1901), entonó el Veni Creator Spiritus (canto litúrgico del siglo IX), y consagró el siglo XX a la persona del Espíritu Santo, motivado por la Beata Elena Guerra.

 

En 1959 Juan XXIII -que beatificó a Elena Guerra, la primera persona que él beatificó y le dio el título de apóstol del Espíritu Santo, convocó el Concilio Vaticano II pidiendo al Espíritu Santo: "renueva en nuestro tiempo los prodigios como en un Nuevo Pentecostés".

 

Para nuestra Iglesia Católica la Renovación Carismática con su increíble crecimiento y la oleada de nuevos movimientos y comunidades que han nacido o crecido con vigor en el post-concilio son parte de la respuesta, de este "nuevo pentecostés".

 

Aquí en los Estados Unidos esta experiencia comienza en y con un grupo de estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburg, Pennsylvania) durante un retiro el fin de semana del 17-19 de Febrero de 1967, meditaron sobre la experiencia de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles. Entonces oraron pidiendo que ocurriera lo mismo entre ellos. Se congregaron en oración y alabanza y allí experimentaron la efusión del Espíritu Santo y la manifestación de los dones carismáticos del Espíritu. La experiencia pronto se propago por el mundo entero. Actualmente más de 140 millones de católicos participan de la espiritualidad carismática alrededor del mundo.

 

En abril del 2006 el Pontificio Consejo para los Laicos con algunos católicos más (International Charismatic Catholic Renewal Service o ICCRS), representaron nuestra Iglesia en el Centenario del Pentecostalismo iniciado en Azusa Street, celebrado en Los Ángeles, en el Centro de Eventos de los Lakers. En dicho evento, con alrededor de 30,000 pentecostales evangélicos, el pastor Jack Hayford – que coordinaba las presentaciones de las mañanas del evento, lanzó un libro titulado “The Charismatic Century”, donde narra, con su autoridad y visión, los principales hechos del pentecostalismo del siglo precedente.

 

Sorprendentemente, por venir de quien viene, el libro empieza su primer capítulo (The New Shape of Christianity) relatando la invocación del Veni Creator Spiritus y la Consagración del siglo XX al Espíritu Santo por el Papa León XIII.En el cuerpo del libro (que tiene 313 páginas), Hayford y el Dr. S. David Moore (coautor) comentan sobre el papel de Elena Guerra, la encíclica de León XIII, explican qué es una “novena”, hablan de la oración del Papa Juan XXIII por el Vaticano II, y en la página 224, declaran, valiente y admirablemente: “En una cultura dada al cinismo, muchos pueden menospreciar el poder de aquella oración del 1o de enero, dedicando el siglo XX al Espíritu Santo, considerándola como un mero ejercicio religioso. Pero, mirando hacia atrás a partir de nuestra presente perspectiva, los eventos de los últimos 100 años revelan que Dios estaba moviéndose en y entre su pueblo, moldeando su proyecto para el siglo carismático”. “El siglo carismático empezó con el himno de invocación al Espíritu Santo del Papa León XIII, el 1o de enero de 1901, cuando nacía el siglo XX”, afirman los autores en la página 223 de su libro.

 

En el Decreto de 1984, Un Decreto Pastoral sobre la Renovación Carismática Católica, los Obispos de los Estados Unidos concluyen con estas palabras:” Nosotros deseamos hacerles conocer, a aquellos envueltos en la Renovación Carismática, que hacemos propias la visión de Yves Congar: “La Renovación Carismática es una gracia para la Iglesia.” Aseguramos a aquellos en la Renovación Carismática que disfrutan del apoyo de los obispos de EEUU, y los motivamos en sus esfuerzos para renovar la vida de la Iglesia.”

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